martes, 28 de enero de 2014

Enero 28

Se está acabando el primer mes de 2014, y debo decir que fue un buen mes para mí.  Me siento muy contento de estar corriendo este riesgo de volver a Bogotá, y sé que aún es temprano para saber, pero siento que estoy haciendo las cosas de manera y que no voy a romperme.

Romperme, es la manera en que me refiero a lo que ocurrió conmigo en 2008 y 2009, que fueron los últimos años que estuve en esta ciudad.  Había vivido aca desde 2003 y poco a poco me había ido quedando solo, me había ido deprimiendo más y más, tenía la autoestima por el piso, estaba invadido por el miedo y la ansiedad,  y perdí la capacidad de vivir. Me encerré en mi mismo y me rehusé por completo a hacer cualquier cosa, nada tenía sentido, lo único que deseaba era dormirme y  no despertar. No es culpa del mundo lo que ocurrió, ni culpa de quienes me rodeaban (aunque pienso que las historias que se escuchaban sobre mí en la universidad no me ayudaron mucho), fue culpa de mi poca preparación, de mi incapacidad para establecer relaciones duraderas, de mi poco interés en las otras personas, de la poca oportunidad que le daba a la gente de conocerme.

La cosa es que en los últimos años me he dedicado a armarme y a relacionarme, a quererme y a querer a otra gente. Ahora me siento más preparado, pero cuando uno ya ha estado roto, uno sabe que es posible que vuelva a suceder. Y nunca ocurre de manera rápida, son siempre pequeñas cosas que se van acumulando y van pesando, hasta que un día uno no soporta más y se rompe. Lo que me asusta, a veces, es que la razón por la que creo que no voy a romperme es porque he cambiado, pero tal vez no lo hecho, tal vez solo he aprendido a fingir que soy distinto, tal vez en un par de años esté en la misma situacion de antes, y si vuelvo a romperme no sé si tenga la energía para rearmarme de nuevo.

lunes, 27 de enero de 2014

Enero 27

Saber que hay gente leyendome me encanta. Es importante que entiendan que si bien a menudo soy extremadamente sincero con las cosas que cuento aquí, también es cierto que no todo lo que publico es, de hecho, reflejo de situaciones reales que estoy viviendo. A mí tambien en ocasiones me cuesta entender la diferencia; la carta de ayer por ejemplo ( que bajé y subí en tres ocasiones porque no terminaba de gustarme) es una carta verdadera, incompleta pero verdadera; sin embargo lo de la mujer mayor es un poco divertimento, exageración. Eso no significa que no me parezcan lindas ese tipo de relaciones, sólo que me parecen más cheveres esas relaciones en las que el rol de tutor y el de protegido, son intercambiables.

Me acuerdo de que hace años, cuando empecé a escribir en blogs, por alla en el 2005, habían pocos blogs en Colombia, unos 500 si acaso. Ya entonces sentía la necesidad de ser leido y tras dos semanas de escribir empecé a tener un sueño que desde entonces me ha acompañado siempre que publico algo nuevo. Sueño que soy un computador, y que estoy conectado a internet, abierto en mi blog y que puedo ver a alguien leyendolo; generalmente es una mujer en un cuarto oscuro que sonrie. Entonces ella decide comentar, y cuando escribe su comentario puedo sentir como sus dedos pulsan mi teclado (que para esos que nunca han sido computadores: que a uno le pulsen el teclado se siente como un masajeador para la cabeza, que sube y baja despertando respuestas placenteras e inesperadas), y veo(siento) las palabras que tatua en mi pantalla. Las leo y me despierto contento de haber generado una respuesta. Solo que es sólo un sueño y aunque me despierte esperanzado, nunca encuentro el comentario en la vida real, ni tampoco a mi lectora onirica ( quien en ocasiones es hombre).




domingo, 26 de enero de 2014

Enero 26

Yo tengo la mala costumbre de decir las cosas cuando ya no tiene sentido, pero lo cierto es que desde el 7 de diciembre en que te vi con tu vestido azul he sentido una cierta infatuación por ti. Tratarte, hablarte, leerte, verte y conocerte no ayudó para nada a eliminar la sensación. Incluso cuando te fuiste, no pude evitar pensarte a menudo. La cosa es que sin importar nada, para mi eras como la luna y yo no soy un astronauta, no quería hablarte, leerte y quizás verte, sabiendote tan lejana. Entonces te saqué de facebook para sacarte de mi cabeza. Y esa es una razón terrible, y bastante estupida porque me gusta que estes allí, así seas inalcanzable. Me gusta contarte sobre mi vida y sobre las cosas que tengo en mi cabeza, y puede parecer tonto pero no hay otra persona con la que me sienta tan libre de expresarme.

Porque al final entre las noches y los días, las ideologías y los planes, los centros comerciales y los parques, a través de los abismos existentes entre tu vida y la mía, te he querido siempre, sin dilaciones.



sábado, 25 de enero de 2014

Enero 25

A mi me gustaría conseguirme una mujer mayor, culta y disponible (soltera, viuda, divorciada, otros) para que me sirviera como asesora de imagen, para que me culturize, para que hablemos de cosas hartisimas, como la utilización de las metaforas primitivo-conceptualistas en las obras derivadas de las cartas de Kafka a su padre, a la luz de las velas mientras compartimos un rico vino rojo y me dice: nene, no sabés lo rica que me hacés la vida.

Me gustaría conseguirme una mujer mayor que entienda de todas esas cosas crudas de las que yo no sé nada. Que sea capaz de decirme todo lo que piensa, desea y necesita; que me mantenga en la cuerda floja sin saber cuando está jugando conmigo y cuando está siendo seria. Que me lleve a bailar tango por la simple razón de que se siente invadida por la nostalgia de sus milongas de juventud. Que me sepa sorprender con pequeños gestos, que me enamore todos los días con la dulce persistencia de quien sabe que todo dura lo justo, ni más ni menos, y que si bien debe aprovecharse cada segundo del amor,  no hay razón para apresurar las cosas hermosas.

Me encantaría conseguirme una mujer así, pero creo que también sería igual de maravilloso (quizás más) ser ese tipo de hombre para alguien.

viernes, 24 de enero de 2014

Enero 24

Hoy que he escrito en este blog veinticuatro noches seguidas, empiezo a sentir el cansancio. Hoy me encontré con esta página en blanco y, a diferencia de otros días, sin ninguna idea especifica sobre qué quería escribir. Se me ocurre que más que plantear una larga disertación sobre un tema especifico, quisiera escribir algunas cosas que quiero decir.

- Yo me siento fascinado con facilidad por las personas que conozco, creo que es como un acto reflejo. En ocasiones esa fascinación puede extenderse por semanas, pero eventualmente acaba pronto y, en general, la persona luego me deja frio. Una prima, a la que quiero mucho, piensa que el limite son tres meses.

- En general no me importa sentirme fascinado por alguien, pero me incomoda profundamente cuando actualmente en mi vida hay alguien que me interesa en serio. Esto no ha ocurrido a menudo dado que sólo cuatro mujeres me han interesado de verdad en toda mi vida.

- Me gusta mucho Bogotá, a pesar de todos sus problemas. Yo la veo como una persona con muchos defectos pero que me hace feliz porque siempre está allí cuando la necesito, siempre tiene algo que decirme, que mostrarme, que enseñarme.

- A pesar de eso, si tuviera hijos, no estoy seguro de que querría criarlos aquí. Esto lo estaba pensando hoy, pero creo que no es algo de lo que deba preocuparme. Tener hijos es una posibilidad extremadamente lejana en estos momentos.

- Hoy escribi mucho, pasé toda la mañana escribiendo un manual para usar un portal de internet, y luego escribí una tarea que me habían dejado en la empresa en la que quisiera trabajar. Lo primero fue detestable, el portal es extremadamente claro por sí solo y tiene explicaciones por todos lados; lo segundo fue dificil al inicio, pero luego, extremadamente divertido.

Para terminar quiero decir que he tenido una semana muy chévere, que estoy feliz y que me siento extremadamente esperanzado.

jueves, 23 de enero de 2014

Enero 23

La entrada de ayer se desvió mucho de lo que planeaba escribir. Retomemos entonces, veo a una mujer caminando por ese trecho en que la muralla de Cartagena se convierte en una sola pared, un poco angosta e inclinada; y ella no está para nada nerviosa, y a mí me parece admirable. Entonces me acuerdo de que había prometido, seis meses antes, que no iba a dejar que el miedo me detuviera. Y se me ocurrió que era momento de seguir avanzando.

Así que viajé ayer miercoles a Bogotá. Mi plan era hacerlo el sabado. El martes ya había hecho la reserva pero no la había pagado, y recibí una llamada para convocarme a una entrevista laboral hoy jueves. Lo que pensaba originalmente era algo muy sencillo, iba a venirme sin tener nada seguro, iba a aplicar en varias empresas, iba a caminar universidades buscando una especializacion, e iba a pasar un mes como un hombre feliz recorriendo museos, teatros y salas de concierto.

Cuando recibí la llamada, mis planes cambiaron, tuve que viajar el miercoles, que prepararme para una entrevista en una empresa que me sonó muy bien pero que me asustaba un poco porque no sabía si era un lugar en el cual iba a encajar. Hoy tuve la entrevista, y me gustó el lugar, me gustó la gente que conocí, me gustó el ambiente. Quiero pensar que lo del lunes fue un mensaje divino, una manera de recordarme que no debo permitir que el miedo me domina, que mientras sea capaz de superarlo, seré capaz de avanzar.

miércoles, 22 de enero de 2014

Enero 22

El lunes ocurrió algo, estaba en las murallas con mis primos y me preguntaron si ibamos a caminar por ese trecho que es inclinado y más bien angosto. Les dije que no, que hacía mucho viento y que yo sólo quizás me atrevería a cruzarlo, pero que no podía permitir que ellos lo cruzaran; si les pasaba algo me iba a sentir mal el resto de mi vida. Cuando estabamos cerca vi a tres turistas cruzarlo, iban en fila y si bien los dos de atras iban bastante nerviosos, la de adelante iba con una seguridad que jamás había visto. Se devolvía, se inclinaba, saltaba, corría; estaba asombrado por ella;  tengo mucha experiencia cruzando por allí, y no me siento tan confiado. Es más, la última vez que lo hice sentí mucho miedo y tomé tres decisiones que hoy por fin puedo compartir en su totalidad. La primera es que iba a irme de la ciudad, aunque me diera miedo romperme, aunque tuviera de dejar todo lo que había construido, aunque no estuviera seguro de que fuera la mejor idea posible, porque no podía dejar que el miedo me paralizara, ni cuando caminaba sobre la muralla ni en mi vida. La segunda era que no volvería a cruzar por ese trecho a menos que sintiera la necesidad de recordar mi primera decisión.  La tercera era dejar de hablar con esas personas que no demostraban aprecio por mi.

Esa tercera decisión tuvo una razón muy especifica. Durante casi seis meses había estado conversando con una mujer muy chevere que me había empezado a gustar, mucho, mucho. Lastimosamente, a pesar de que conversabamos a menudo y nos escribiamos mensajes maravillosos, nos era muy dificil encontrarnos, ella siempre estaba ocupada. Un par de veces hicimos el intento, pero jamás se pudo, siempre se cruzaba una cosa o la otra. Pero todo estaba bien porque sabía que ella era sincera, no estaba intentando evitarme, en verdad estaba ocupada.  Excepto que no lo estaba... Es decir, sí estaba ocupada, mucho, pero luego encontraba fotos de ella, con amigos en común, tomando en la plaza de la trinidad. Y yo me preguntaba por qué nunca me invita si le agrado tanto, si ellos son buenos amigos mios. No pensaba mucho en eso, hasta ese día. Ese día ibamos a encontrarnos, ambos y unos amigos, para despedirla porque se iba para otro país.

Ya el día anterior había escuchado sobre todas las cosas que había hecho durante el semestre y me hería un poco el hecho de que jamás me invitara a ninguna de ellas, y que, además, jamás aceptara mis invitaciones. Pero no quería pensar demasiado en eso. Lo que pasó fue que ese lunes se colmó la copa, ibamos a encontrarnos cuando ella saliera de las prácticas y le había pedido que me avisara del lugar; no lo hizo, le avisó a todos sus otros amigos pero no a mí. Yo llamé a uno de ellos y le pedí que me dijera donde estaban, alla llegué. Para entonces ya había caminado por las murallas y me había pedido decidir si debía mantenerla en mi vida o cortarla de raíz.  Aún no sabía que pensar, pero esa noche me di cuenta de lo poco que le había importado durante todo ese tiempo, y me porté bien por una última noche antes de sacarla de mi vida.

Como último regalo, le mandé un texto relativamente largo y muy lindo que escribi para otra persona. Quería hacerle sentir todo lo importante que había sido en mi vida, quería que entendiera de verdad cuanto me había importado. Me sentí como si le estuviera mintiendo, quizás lo hacía, pero en ese momento no iba a ser capaz de escribirle nada lindo por más que me esforzara. A ella le encantó, no lo vió en el momento, pero luego lo leyó, imprimió y lo llevó con ella a todas partes, se convirtió en su tesoro secreto.


Al final, no sé si le importaba o no. Sé que en cualquier caso no se portó de la mejor forma conmigo y me merezco un trato mejor. Hice por ella lo unico bueno que mi corazón resentido aceptó, dejarle un lindo recuerdo.

Enero 21

Hace años me encontré con una anciana en la calle. Se acercó a mí con su cabeza ligeramente torcida, y me rodeó sin quitarme los ojos de encima. Ten mucho cuidado con las agujas y las cosas azules, me dijo. Me reí, había crecido con los cuentos de hadas y había aprendido muy bien que las dos cosas más espantosas y peligrosas que existen eran las ruecas (que tienen agujas) y los principes ( cuya piel, falta de sol, transparenta las azules venas de su rostro). Evidentemente no me decía nada nuevo.

Te quedarás solteron si te vas ahora
, me dijo cuando notó que empezaba a alejarme. Le dije que de todas formas eso era bastante probable en todo caso, pero me quedé. Yo puedo decirte las  tres claves necesarias para que reconozcas a las mujeres de tu vida, y tras mantener el silencio y la seriedad, concluyo sonriendo: y todo por un modico precio.  Me sonreí con sorna, es una vieja historia esa de vender secretos mágicos por módicos precios, es todo una gran estafa, un gran truco, una manera de burlarse de personas inocentes que sienten la imperiosa necesidad de no quedarse solo...

Y cuando dices módico, ¿estamos hablando de cuánto exactamente?
. Con una seña simple, la anciana me indicó su precio. Para entonces tenía algo de dinero pues me habían pagado por un trabajo que me debían,  aún así no me alcanzaba para cubrir el total. Pensé en pedirle una rebaja, pero con esas cosas no se juegan, yo no quería reconocer a las mujeres que casí iban a ser trascendentales en mi vida, a la quinta o centesima mejor opcion para enamorarme; quería reconocer a la mejor, a la número uno,  a la más precisa e indicada, a la que haría que mi vida diera vueltas y que mi alma volara. Uno no puede correr riesgos con eso, así que le propuse algo. Le dije que podía pagarle un tercio de lo que me pedía, y que estaba dispuesto a contentarme (por ese mes) con la primera clave, y que el proximo mes le compraría la segunda, y finalmente, arreglaríamos un pago final por la tercera. Era algo asi como comprar la felicidad a plazos, y teniendo en cuenta todo lo que estaba en juego, salía hasta barata.

Le dí el dinero y ella susurró la primera clave a mi oído. No tenía sentido, pero ella me explicó que tenía sentido si se conocian los otros dos. Y que la segunda clave explicaba en parte la tercera, pero que por sí solas ninguna de las dos tenía mucho sentido, que la fundamental era la tercera, y que le había parecido sabio dejar esa para el final para asegurarse el pago total. Qué podía decirle, yo habría hecho lo mismo.

La cosa es que el mes siguiente asistí al lugar en que la había encontrado, y no la ví. Tampoco nos cruzamos al día siguiente, ni en toda la semana. Se me ocurrió que debería haberle pedido el celular, que nunca acordamos donde encontrarnos, y que ni siquiera sabía como se llamaba. Desde esntonces me hice una promesa que he cumplido hasta el día de hoy, no volver creer en ancianas  que vendan claves o secretos para obtener la felicidad (a menos que acepten tarjeta de crédito).

Desde entonces, ando por el mundo buscando a una anciana que posee las claves que necesito para no quedarme solterón, e intentando identificar a la mujer de mi vida con la pequeña  y confusa clave que poseo: Los felinos moteados despiertan temprano para no perder una sola flecha. Si hoy les cuento esto es para pedirles, implorarles incluso, su ayuda. Cuentenme lo que piensan, lo que sea que se les ocurra, sus ideas pueden marcar la diferencia para un escritor que no quiere envejecer solo.

lunes, 20 de enero de 2014

Enero 20

No me caracterizo por ser un sujeto musical, no realmente. Quiero decir, me gustan las canciones y amo la manera en que los humanos podemos hacer de la voz un instrumento (razón por la que siento un gran cariño por los coros, los cantos gregorianos y los cantantes; cariño que por otra parte sólo siento por otro instrumento, el violín), pero la música no es más que un acompañamiento para mí. Puedo pasar semanas sin escuchar música, ni sentir deseos locos de cantar, ni de bailar, ni de tamborilear en la mesa; no suelo tener canciones en mi celular porque nunca he sentido la urgencia de guardarlas allí; cuando la gente dice que la música es su vida, que no podrían vivir sin ella, los entiendo pero no comparto su emoción.  No soy un sujeto músical, no realmente, pero siento ante la buena música la misma especie de reverencia que experimento, a veces, en las iglesias, reconozco en ella algo innombrable e inasible que me conmueve. Algo Divino (con D) si se quiere.

 La música para mí es un lenguaje que ignoro, y cuyo desconocimiento me pesa. Yo no me considero una persona culta de ninguna manera, la sensación que suele acompañarme es más bien la de que soy bastante ignorante; conozco personas que saben muchas cosas que yo ignoro y envidio su conocimiento cada vez que hablamos. A veces, por ejemplo, encuentro comentarios inteligentes,  acertados y divertidos sobre futbol en los muros de una de mis amigas, y me gustaría saber tanto como ella del deporte para contestarle de una manera que no demerite su publicación; lo mismo me pasa con la arquitectura, las letras, la música, el cine, la pintura, la poesía, la danza y la cocina ( y con muchas cosas más que no recuerdo).


He aceptado la idea de que no es posible saberlo todo sobre todo, que lo mejor es elegir algo y enamorarse de eso. Aprenderlo todo al respecto, volverse un poco loco. Quizás hasta dos cosas o tres o cuatro; en el plano intelectual, la poligamia está bien vista. La cosa es que quiero amar a la música y no sé cómo, no quiero renunciar a saber de ella, pero cómo empezar, por dónde, como le digo que es maravillosa, que quiero que conozca a mi madre, que me gusta y que quisiera pensar en ella todo el tiempo pero no lo hago porque hay otras cosas en mi mente. Que siento que sin ella mi vida probablemente se quedaría incompleta, que la poesia, la danza, el cine, los atardeceres y las ascensores no existirían sin ella. No sé como decir que quiero sentir que es el centro de mi vida, aunque no lo sea actualmente, aunque no sé si pueda serlo algún día.

domingo, 19 de enero de 2014

Enero 19

Como sigo más o menos de vacaciones hasta tener trabajo, me he estado acostando tarde, lo que significa que he estado viviendo hasta tarde, viendo peliculas, leyendo libros, jugando play, ignorando a la gente de facebook, siendo feliz y pensando en lo rico que sería salir con alguien, justo ahora cuando puedo dedicarle todo el tiempo del mundo y tengo fondos de salida.

Hace años que no salgo con nadie. Hoy me encontré con un viejo amigo en Caribe Plaza y me mostró a su segundo hijo, un pequeño y lindo humanoide de seis meses. Su hijo mayor tiene siete años y, si bien se parece más a la mamá que al papá, tiene una mirada picara y curiosa que también tenía mi amigo a su edad, y que le ayudó a enamorar a no sé cuantas mujeres...  Me vió con mis dos primos y me preguntó que para cuando el sobrino ( porque por razones que tal vez cuente un día, somos (fuimos) casi hermanos e incluso vivimos en la misma casa durante casi dos años.). Le dije que nada, que le va a tocar esperar por los menos unos siete o diez años y me reí. Y me dijo: pero sí debes tener novia, ¿no has pensado en casarte?. Le dije: nada, allí hay varias candidatas pero nada seguro. Me reí. El me miró serio, en su epoca de soltero fue un poco perro y, en consecuencia, no le gustan ese tipo de comportamientos ahora que es casado. Le explique que lo quería decir es que he conocido personas que me gustan, incluso a una persona que me encanta, pero que por una razón u otra, simplemente no he querido perseguir nada con ninguna. Se quedó más tranquilo y lo dejé para que fuera a cambiar a su hijo, que me miraba con los ojos muy abiertos, y me fui a comer un helado en Crepes and Waffles.

A mi no me mata C&W, me parece que es como un restaurante para mamás, lo suficientemente variado para que se sientan atrevidas probando cosas raras y lo suficientemente conservador y simple para que no se sientan fuera de lugar, ni encuentren sabores que las incomoden. No me mata, pero hacen rico helado y a mis primos les provocaba comer waffles. Estando allí me puse a pensar en algo que pasó hace un año, se me ocurrió llamar a una amiga ( Algo así en todo caso. Nunca habíamos hablado en persona aunque estudiamos en un par de clases juntos, pero si habíamos interactuado a menudo en Facebook) y decirle: Hey, estoy en Bogotá y me gustaría que hicieramos algo juntos, nada raro, almorzar y hablar.

Cuando nos encontramos estaba super nervioso,  pero nos saludamos un poco extrañados y nos sentamos en una mesa desde la que ella podía vigilar la entrada.  Empezamos a hablar de una cosa y de otra, y me di cuenta de que me hacía falta hablar con alguien adulto, y que me hacía falta, sobre todo, hablar con alguien con intereses similares a los mios y de mi edad. Fue una buena tarde, una conversación grandiosa,  un rico almuerzo y quedamos en que la proxima vez que fuera, y tuvieramos tiempo, volveríamos a hacerlo. En cierta forma, aunque no lo era, me sentí un poco como en una cita.

Y cuando me acordé de eso en C&W, pensé en que no me mata, pero el local tiene su encanto para llevar a alguien especial con quien uno está dispuesto a ser visto en público. Extraño salir con otra persona, a veces salgo con amigas (normalmente de a dos porque a veces es dificil poner a varias de acuerdo y porque mis mejores amigas no se conocen muchro entre sí) pero no es lo mismo, no existe ese subtexto encantador que brinda el romance, no hay miradas significativas, ni esa dulce coquetería de compartir los postres o entrecruzar los brazos al cruzar la calle. No sé, sería rico salir con alguien, pero los astros no se alínean.

sábado, 18 de enero de 2014

Enero 18

Hoy me pasó algo. Fuí a la sección de filosofia de la librería, porque me encantan las novelas pero también amo leer cosas escritas por personas mucho más inteligentes y visionarias que yo, porque con ellos aprendo. Vi un par de cosas que hace tiempo deseo leer pero me sentí cansado. Debo admitir que, desde lo ocurrido con lo de la maestría, me he sentido un poco descorazonado. Es duro sentirse profundamente apasionado por algo y ser rechazado.

Y para ser justos, no tengo por qué sentirme rechazado. La historia es que me calificaron bien en casi todos aspectos, consideraron que tenía un buen proyecto, que habia hecho una buena entrevista, que manejaba adecuadamente el inglés y que además era un sujeto encantador y la mata del carisma. Pero no les gustó mi hoja de vida. Yo sabía que eso podía ocurrir, no tengo mucha experiencia en la investigación, y el tipo de investigaciones en que he participado han sido cosas muy pequeñas y sencillas, o  he participado en ellas de forma muy superficial ( como ayudando a realizar encuestas, pasando los datos del papel al computador, o identificando las relaciones interesantes entre las variables ( principalmente en las tesis de mis compañeros)). Lo que digo es que no les gustó mi hoja de vida, pero les gusté yo, y no tendría por qué sentirme mal por eso.

Entonces, me sentí cansado, me sentí descorazonado y pensé: Hey, para qué voy a leer esto si igual mi vida se ha quedado estancada. Pero, ahora que estaba escribiendo esto, se me ocurrió que mañana voy a ir a comprar los libros y que voy a leerlos, y voy a seguir aprendiendo, y voy a encontrar la manera de hacer algo con lo que sé.  Yo tengo problemas pero no estoy mal, lo que está mal es que nunca me haya atrevido a hacer muchas cosas que he querido hacer. Así que ese es mi proposito.

viernes, 17 de enero de 2014

Enero 17

Es curioso, pero ayer cuando terminé de escribir la entrada no pensé más en el asunto de la salida con la mujer.  Creo que vi televisión un rato y luego me dormí. Debo admitir que incluso me emocionaba un poco verla, no es tan dificil de comprender, soy rápido para olvidar los resentimientos pero muy lento para olvidar el cariño. Esta mañana volví a acordarme, y es que le había dicho que me llamara, y se me ocurrió que no tengo celular.

Mi celular está dañado y desde hace una semana está en servicio técnico. Mientras tanto ando con el número de un celular que mantenemos en la cocina, y yo no me lo sé. Se me ocurrió que tenía que mandarle un mensaje y decirle: "hey, mira, este es mi nuevo numero, si de verdad quieres que vayamos a cine, pues llamame". Sin embargo no lo hice. Sí, me alegraba un poco verla, pero también es cierto que me molesta la idea de que sé que no ha cambiado nada, que andar con ella sería volver a encontrar las mismas cosas que al principio me molestaron y esta vez, además, no tener el poder de decir nada porque ya no hago parte de su vida.

Así que no le avisé. Me fui para cine con mis primos, comí rico, y ahora estoy viendo una pelicula chevere. Y digo yo, si soy tan feliz sin ella, ¿para qué llamarla? ¿qué gano? Nada. Nada.

jueves, 16 de enero de 2014

Enero 16

Hoy voy a hacer una nota muy breve, creo. Me pasó algo esta tarde, me encontré con alguien  prácticamente al frente de mi casa. Mi primera reacción fue evitarla, pero me sentí arrastrado a ella por la fuerza de la cortesía, y además, era imposible que no me viera. Me le acerqué. ¿Cómo estás? ¿Qué ha estado haciendo? Las cosas normales que uno siempre pregunta. Esperaba estar molesto con ella, sentirme ofendido todavía por la manera en que habían terminado las cosas, pero no fue así. 

La última vez que nos vimos fue hace un año, ella me había gustado mucho en un momento, cosa de dos meses larguitos, pero luego en dos semanas deshizo todo todo lo que había ganado conmigo y me fui. Me la encontré en enero del año pasado y me invitó a cine. Hoy hizo exactamente la misma cosa.  Se diría que Enero es un mes apropiado para que los Libra y las Leo se den una segunda oportunidad ( lo digo porque eso de la astrología le gustaba mucho a ella, a mi me parecen bobadas).

Voy a ir con ella a cine y luego, probablemente, porque es nuestra tradición vayamos a sentarnos dentro de su conjunto y me den ganas de jugar con su cabello, y ella tenga frio, y me diga que le hago falta y yo admita que me gustaba tenerla en mi vida, y ella me proponga vernos más a menudo, y llame su novio, ella me sonria y no le conteste. En ese momento, y siempre de acuerdo a la tradición, le diré que es tarde, que se tiene que ir a acostar; caminaremos hasta su puerta, me repetirá que deberíamos vernos más seguido, y yo le diré que lo haré, que la voy a llamar. Pero no lo haré, creo.

miércoles, 15 de enero de 2014

Enero 15

Hoy, que completo quince noches escribiendo en este blog, admito que nunca tengo idea de sobre qué voy a escribir. Lo pienso un par de minutos antes, cuando se hacen las once y digo: Hey, no puedo dejar que se vaya la noche sin escribir cualquier cosa. Y estoy seguro de que por alla por la noche cientocincuenta ya estaré publicando listas de mercado o diferencias de precios entre la tienda cerca de la oficina y la tienda cerca de mi casa, porque realmente aquí cualquier cosa vale.

Ayer me respondieron de una empresa a la que mandé mi hoja de vida, requerían que contestara unas preguntas e hiciera un ejercicio de escritura para ver si soy o no lo que están buscando. Me gustó contestarlas porque tuve que reflexionar sobre algunas cosas que uno más o menos va dejando medio inconclusas con la esperanza de que la persona que seremos en el futuro sabrá como terminarlas. La pregunta que más recuerdo porque fue la que más me costó contestar fue: ¿Qué buscas en un nuevo trabajo?". Quise poner la respuesta más obvia,"Plata, experiencia y una oficina para que en mi casa no piensen que paso todo el día rascandome la panza." No lo hice porque sentí que esperaban una respuesta más profunda y que a pesar de eso fuera honesta.

Pensé mucho en qué es lo que más he disfrutado de mis labores anteriores, y se me ocurrió que es la sensación de que mi trabajo tiene un sentido más alla de hacer dinero, que ayuda a mejorar la vida de la gente. Cuando trabajaba con Pearson Colombia, me motivaba mucho el hecho de que el numero de personas que se podían beneficiar de los programas que ofertabamos era muy grande, y que si esa información, esos volantes y piezas llegaban a ellos, su vida podría verse transformada. Creer en esa posibilidad me permitió escribir cosas que sentía eran convincentes y maravillosas.


También pensé en el orden. Por un lado disfruto inmensamente de tener la libertad de ir a  mi propio ritmo, trabajar en la madrugada y hacer pausas a la hora y de la duración que quiera; pero si voy a trabajar en una oficina también necesito de tareas claras y precisas, si me dejan en libertad de hacer lo que quiera no sé qué hacer, y termino sintiendome como que tengo hacer demasiado o no he hecho suficiente. En cualquier caso, enloquezco y me siento mal.

Lo último, es un ambiente agradable, no espero que todos seamos mejores amigos y nos reunamos los domingos a peinarnos las cabezas y hacernos trencitas mientras comemos muffins, pero he conocido ambientes laborales extremadamente hostiles en los que todos parecen estar allí solo para hacer la vida de los otros más dificil. Y para mí es imposible soportar a ese tipo de ambientes.

Pensé mi respuesta por un par de horas, cada cierto tiempo empezaba a escribirla y luego la borraba por completo, entonces me arrepentía y la recuperaba, la reescribía y la borraba de nuevo. Pensaba en otra cosa, la anotaba y pensaba en que quería poner algo que había escrito antes pero no me acordaba de qué era, así que volvía atras (Control+Z) leía, no me gustaba, y volvía a lo último escrito. Tardé tres horas o cuatro en esa simple pregunta, pero al final sentí que era claro, honesto y un poco lambiscón. Y supongo que en el mundo laboral eso es bueno.

martes, 14 de enero de 2014

Enero 14

Ayer le decía a una amiga, una querida amiga, que por primera vez siento que cuando me vaya de Cartagena no lo haré completo. Que toda mi vida fui muy desapegado, a donde quiera que iba hacía amigos, me divertia con ellos, incluso llegaba a quererlos, pero desde el mismo momento en que me iba, me dejaban de importar.

Mis amigos eran reemplazables; las mujeres que me gustaban, una excusa temporal para mantenerme ocupado; mis relaciones eran todo fingir y esperar a irme. Pero eso ha cambiado, no por completo porque aún tengo amigos y amigas que si no vuelvo a ver no echaré en falta ( y asumo que eso es normal), sin embargo cuando pienso en partir siento un peso en el estómago porque sí existen personas a las que he aprendido a querer de verdad y que sé que me van a hacer falta.

No sé vivir así. Hasta ahora había sido un  caracol, llevando siempre conmigo mi mundo entero, recreandolo en todas partes, me era posible ser un habitante del mundo porque el mundo era yo. Ahora, en cambio el mundo es un lugar inmenso de intercambios en el que me van quitando pedazos de lo que soy, y me apropio de pedazos de otras personas, y ahora que lo pienso así (aunque suena violento) me gusta la idea. Me gusta pensar que en algún momento todo lo que yo he sido estará viviendo en en mis amigos y en los lugares que quiero, y que yo estaré tambien compuesto de ellos.

Así, cuando llegue el día en que la sombra venga a cosecharme (gracias a Bodoc por la imagen) me llevaré al último a viaje a cada uno de mis amados amigos y, al tiempo, seguiré viviendo en ellos por algún tiempo más.

lunes, 13 de enero de 2014

Enero 13

En mi proxima vida seré un gato, seré un felino inmenso de ojos ocres y redondos. Mi pelaje será completamente negro, salvo por dos concesiones o manchas blancas. La primera parecerá una pequeña gota que resbala por mi pecho, la segunda será un guante para mi pata delantera derecha. Perteneceré a una manada humana en la que opera será el pan nuestro de cada día. Entre ellos seré conocido como Wagner Patablanca, y aprenderé a maullar al compas de la orquesta y a soportar a una pequeña niña que jalará mi cola y reirá.

En la noche, tras practicar todo el día mis arias gatunas, partiré, como siempre he querido hacerlo, en busca de tu ventana. Al pie de ella, te pondré una serenata para quitarte el sueño. Te asomarás con tu cabello ya plateado para reconocer a quien te llama, y me espantarás (entre seria y juguetona) diciendo: ¿cuándo vas a perder la costumbre de desvelarte pensando en mi?. Me iré, contento de saber que me recuerdas porque tal es el destino de los hombres que reencarnamos en gatos, buscar cada noche a nuestros amores imposibles para cantarles todo aquello que no pudimos decirles en vida.

No sé en que reencarnaremos los gatos, pero quiero creer que nos convertimos en besos. Que cada vez que dos labios enamorados se encuentran, el alma de un hombre/gato accede por fin al paraiso.

domingo, 12 de enero de 2014

Enero 12

Hay cosas de las que yo no sé si deba hablar porque no hacen parte de mi historia, sino de la historia de mi familia, y ocurrieron hace tanto tiempo que tal vez ya no importa. Sin embargo, también creo que es importante recordar que no estamos blindados, que nuestros padres y abuelos también fueron victimas de cosas dolorosas, que ellos también cometieron errores. Por la naturaleza de las cosas que voy a contar a continuación, agradezco a mis lectores no mencionar nada a personas cercanas a los sucesos, sino más bien dirigirse a mí. Si las conocen, saben por qué lo digo.

Cuando mi madre tenía unos 7 años, fue violada por un hombre que ayudaba en la casa. Parece ser que en entre las actividades que ejercía estaba la de jardinero, y fue en el jardín donde la forzó. No sé quien era el hombre, pero mi madre dice que hasta muchos años despues del suceso, él seguía dandole miedo, y creo que es por esa terrible experiencia que ella reacciona, en ocasiones, de manera exagerada ante cosas eroticas. Recuerdo que hace un par de meses compró un libro llamado "Las edades de Lulú" y cuando lo empezó a leer (en la oficina) descubrió que era erotico. Aterrada de ser descubierta leyendolo, y sin saber qué hacer con él, lo partió por la mitad y lo arrojó a la caneca de la basura.

Ella hizo lo que debía, se le contó a su madre y ella la llevó al medico. Quiero pensar que lo que voy a contar a continuación es consecuencia de que las cosas hayan ocurrido en una sociedad machista, de la desinformación que existia sobre el tema, y de la educación para ser sumisas que recibian las mujeres, y no de la maldad de nadie. El medico dijo que era todo fruto de su imaginación y que si bien era cierto que, digamos, ya no era virgen, el trauma debía deberse a una caida o algo por el estilo. No sé si hicieron algo con el hombre, pero parece que no, que siguió trabajando en la casa hasta que se mudaron, y que lo único que cambió fue que mi madre lo empezó a evitar con terror.

Pienso que no fue la mejor manera de manejar las cosas, y me cuesta reconocer a la abuela que conocí en esa mujer que decidió no hacer nada contra el hombre que había abusado de su hija, pero así fue. En el fondo, creo que mi abuela sabía que mi mamá decia la verdad y sabía que debió haber hecho más; lo pienso porque cuando era niño mi abuela me impedía dormir en el mismo cuarto que mis primas, me decia (le decía a un niño de seis años o siete) que si algún día tocaba a una niña "allí" (me decía "allí" como si yo supiera (yo sabía) a que lugar se refería) ella iba a sangrar mucho y a ponerse enferma, y hasta podía morirse por culpa mia. Tal vez pienso esto porque quiero creerlo, porque mi relación con ella ha mejorado mucho desde que sufre de su enfermedad; pero también estoy seguro de que estoy en lo correcto.

sábado, 11 de enero de 2014

Enero 11

Hay días en que me da por buscar en facebook a las mujeres que en alguna epoca me gustaron. En ocasiones lo hago porque tengo un sueño en el que una de ellas apareció y quiero recordar más sobre la sujeta con el fin de entender qué es lo que quiere decirme mi subconsciente ( lo que es muy intelectual e inteligente de mi parte). La mayoría de las veces, sin embargo, es porque estoy aburrido y quiero saber si, retrospectivamente, tengo buen gusto para las mujeres. Mi conclusión es que no hay manera definitiva de saberlo, y realmente creo que ese tema es mejor dejarlo para otro día; sin embargo en una de esas busquedas, el año pasado descubrí algo maravilloso que está haciendo alguien que para mí es mi mujer ideal ( o bueno, el modelo antiguo de mi mujer ideal).

Pero antes de hablarle de su trabajo quiero hablarles de ella. Conocí a mi mujer ideal en la Javeriana, entré a una clase que dictaba porque el tema ( las relaciones amorosas) me parecía algo sobre lo que debía aprender urgentemente. Sostuvimos varias conversaciones despues de clases (misma asignatura, varias clases, una conversación despues de cada una; no varias conversaciones despues de la misma clase), me recomendó varios libros y películas, le conté un par de cosas de mi vida, ella me contó algunas de la suya. Estaba felizmente casada, amaba enseñar, le apasionaba aprender sobre el amor y me llevaba unos 12 años. Sentí algo de envidia por su esposo, yo quería alguien así: bonita, culta, amable, honesta, que supiera tanto de cosas de las que yo no tenía ni idea. No digo que ella fuera perfecta, fumaba ( yo también lo hacía, por eso empezamos a conversar, creo que me pidió fuego o algo), y... y seguro tenía costumbres raras como secar el jabón con la secadora de pelo y meterlo en una gaveta, o comerse la crema de las oreo y dejar las galletas, o olvidar la toalla la mitad de las veces que tomaba una ducha, o tal vez hacía sonidos raros al comer ( como de conejo). No sé, pero sé que no era perfecta, pero para mí era ideal. Era como la idea platonica de cómo quería yo que fuera mi mujer.

La cosa es que por esta idea platonica de mujer sentí un amor platonico, como era obvio. El siguiente semestré inscribí su clase y aprendí mucho sobre relaciones, y entendí cosas que habían pasado en mi vida. Y lo más importante es que adquirí esperanza. Un día estaba triste por el último insuceso ocurrido en mi relación con mi interés romantico de entonces (es una historia larga y creo que ese sí fue el último (como en que no volví a saber de ella jamás)), y se lo conté a ella, y me dijo: oye, tú eres joven, y las mujeres de tu  edad ( miró a todos lados para asegurarse que no la escucharan las mujeres de mi edad) son tontas, buscan las cosas equivocadas y no valoran lo que en verdad importa; dales tiempo, dejalas que crezcan y verás como empiezan a apreciar lo que tú tienes para ofrecer. Y si no, bueno, siempre hay mujeres mayores buscando jovenes encantadores e inteligentes. (ok, eso último no lo dijo, pero el resto es verdad). A todas estas, yo sigo esperando [ ;)]. Ella ha seguido trabajando el tema del amor y las relaciones romanticas,  y ha construido (de la mano con su esposo) una especie de curso (proceso de transformación) para aprender a amar y a amarse, llamada La aventura amorosa. 

No es porque ella sea la idea platonica de la mujer que quiero, pero me parece una cuestión absolutamente maravillosa, y me muero por participar en ella. En la sección Quizás tú... de su sitio web me sentí identificado con muchas cosas, y sé que a ustedes les podría pasar también. Todo esto lo cuento porque es lo que tengo en la cabeza y porque pienso que es importante, para mí y para todo el mundo, aprender más sobre el tema

viernes, 10 de enero de 2014

Enero 10

Ayer vi una pelicula con mi madre y le hice una pregunta que hace mucho tiempo me he estado haciendo, si fuí un niño manipulador. Sé que fuí mentiroso, que falsifiqué las firmas de mis acudientes en varias ocasiones, que mordí, pateé, peleé, fingí ser ciego y hasta inventé problemas en mi casa para evitar problemas, fuí una mierdita de niño y cambié bastante poco en mi adolescencia. Hace unos cuatro años inventé una historia sobre cómo mi mejor amiga se había suicidado, hacía un par de semanas, para explicar mi ausencia en un parcial ( y en las clases como de tres semanas) y tener la oportunidad de pasar la materia. Dije que me había deprimido, que mi padre era depresivo también y que había estado allí con ella cuando sucedió todo, que me sentía culpable.

La mujer se lo creyó todo, había escrito la historia un par de años antes, y había preparado lo que le iba a decir a ella. Su hermana también sufría de depresión así que sabía que era una situación que podía entender. Lo mejor de todo es que durante el siguiente año estuvo muy interesada en mi bienestar, preguntó a los profesores y hasta me colaboró con un par de situaciones complicadas y notas negativas.

Mi madre me dijo que no, pero luego, como pensandolo mejor, añadió: Claro que, cuando tenías unos dos años, a veces aguantabas la respiración hasta ponerte morado, o te tirabas al piso como si estuvieras privado, y cómo tenías tu problema en los pulmones, siempre nos preocupaba y te prestabamos atención. Supongo que era eso lo que quería, atención ( que es todo lo que usualmente deseo).

Tambien es cierto, sin embargo, que durante la adolescencia desarrollé una conciencia. Que actualmente cuando miento, exagero, reutilizo historias, o hago creer a alguien que siento cosas que realmente no siento,  me siento culpable; que hoy soy una mejor persona. Tal vez es por eso que a veces cuando escribo algo especial para alguien le digo: "Y lo escribí para tí, y no se lo mandé a nadie más, ni se lo voy a mandar"; siento la necesidad imperiosa de tener credibilidad, de ser confiable, pero no por convencer a la gente de que lo soy, sino porque serlo en verdad. Y creo que ese es el punto al final, reconocer (aceptar(?)) que esta nueva forma de ser no es una manera nueva de manipular a quienes me conocen, sino un nuevo yo que llevo años construyendo.

jueves, 9 de enero de 2014

Enero 9

Hacer este ejercicio es extraño. En principio pensé que iba a intentar escribir pequeñas historias o poemas, pero hoy que de hecho escribí algo por el estilo, preferí publicarlo en mi otro blog. El problema es que no sé sobre qué escribir ahora.

Yo no creo en la inspiración, creo en la reescritura, en escribir tres o cuatro veces un parrafo, en empezar de diez maneras distintas. Claro, a veces uno tiene ideas geniales, pero para que esa idea sea un producto que valga la pena se requiere más que una musa, se requiere trabajo, lectura, instinto. He conocido a cientos de personas que escriben mejor que yo, pero también a miles de individuos que actuan como si fueran el proximo nobel literario, pero escriben como si estuvieran cagando mientras teclean, hacen las cosas como por salir del paso, tienen parrafos demasiado largos, conversaciones planas, comparaciones idiotas. No saber que escribir es el miedo basico del escritor, tener la hoja en blanco al frente y no saber cual es la mejor manera de empezar, de seguir o de acabar. Por eso respeto a superman, poder escribir 5000 palabras por segundo a supervelocidad no lo hace un buen escritor, ni le quita el miedo a la hoja en blanco. Allí, frente al papel, es tan humano y fragil como cualquiera de nosotros.

Pensaba además, ahora que salí a tomar aire fresco, en que escribir esto es como ir a la cita con mi psicoanalista, todo el tiempo estoy reflexionando sobre mi y proponiendome explicaciones.

miércoles, 8 de enero de 2014

Enero 8

Hoy recibí parte de mi regalo de navidad para mí mismo, un filtro polarizador y uno UV para el lente de mi cámara. También quiero un lente nuevo, lo he estado averiguando y, de decidirme a comprarlo, sería el resto de mi regalo.

La fotografía me encanta desde que era muy niño, a los 9 años recibí mi primera camara fotográfica que no era la gran cosa, sólo tenía un boton para disparar y una palanquita para prender y apagar el flash.  No creo que queden muchas fotos de esa época, pero fue el mejor regalo que jamás obtuve en una navidad, la llevaba a todas partes y amaba fotografiar a gente haciendo cosas normales, tenía muchos primeros planos de mis padres bebiendo, varias fotos de vacas, otra cantidad de retratos de mis amigos ( mis dos amigos) en piscina, en la playa, en mi casa, en su casa, en la calle, jugando videojuegos. Nunca me gustó que la gente posara, aún no me gusta. Es decir, sí, es posible componer lindos retratos con personas posando, pero me gusta más la naturalidad; la belleza secreta de actuar como humanos.

Cuando fuí a estudiar comunicación, mi papá me regaló una nueva cámara. Ésta no era nueva, había pertenecido a una prima que había estudiado comunicación también; ella se la había vendido a mi papá, al fin y al cabo ni siquiera la usaba. Según mis averiguaciones, el modelo fue descontinuado en 1995, y para cuando llegó a mis manos ya estabamos en 2003. A pesar de su edad, la cámara me sirvió bien por un par de años durante los cuales enloquecí con las fotos en blanco y negro, y su revelado. Si nunca han estado en un cuarto oscuro, si nunca han sido testigos del milagro de la transmutación de la luz , si nunca han llegado a su casa olorosos de químicos y sonriendo; si les gusta la fotografía pero no han tenido la experiencia del revelado tradicional, se han perdido de una maravillosa vivencia.

Con mi primer pago ( de esto ya hace varios años) me compré una cámara digital. Entonces estaba usando la mi mamá, una compacta con un buen lente que me gustaba mucho pero que no era mía. La analoga de mis estudios había perdido la capacidad de tomar fotos hacía ya tiempo. Desde entonces he sido feliz ( al estilo impredecible de los locos y los adictos) tomando fotos por la ciudad, a desconocidos, a conocidos, a personas llorando, a personas bailando, a amigos, a amantes, a ancianos, a gente feliz.

Me gusta la fotografía porque es mágica, en los retratos quedan atrapados seres que hemos sido y que jamás volveremos a ser, y cuando fuimos ellos, en ese instante, fuimos honestos, directos, puros. Soy un hombre sencillo, yo no quiero que compren mis fotos, ni hacerme famoso ( aunque si ocurriera sería feliz), sólo quiero una pared llena de personas reales ( sus fotos, se entiende).

martes, 7 de enero de 2014

Enero 7

Yo no duermo facilmente. No estoy seguro de cual es la razón, pero me cuesta dormir. No importa que esté cansado, adolorido, sudado, ni siquiera importa si tengo o no sueño, lo más probable es que luche contra el sueño hasta que me prive, o me duerma 15 minutos y luego despierte sin sueño. Dormir además me produce desconfianza, tengo la sospecha de que soy sonambulo y que, mientras se supone que duermo, hago cosas que despierto no haría (como salir de rumba o llamar a gente).

Sospecho además que ese Raúl Sonambulo es el mismo Raúl Enlagunado que en tantos problemas me ha metido. Me da un poco de miedo dormir porque en una de esas no despierto y hay muchas cosas que todavía quiero hacer, ver, conocer, tocar, agarrar y meterme en la boca. Además, tal vez también me asusta dormir por costumbre, cuando era niño siempre tenía pesadillas, y solía despertarme llorando o con los nervios de punta, y no era capaz de ir a donde mis padres porque me daba pena molestarlos todas las noches, así que callaba, me calmaba e intentaba volver a conciliar el sueño.


La verdad es que, en el fondo, sé que no voy a hacer cosas mientras duermo, el sonambulismo me pasa muy de vez en cuando, sé que no voy a tener pesadillas porque eso ya no me ocurre, y no me asusta morirme tampoco, he hecho las paces con mi vida. A pesar de todo ello, sigo sin sentirme comodo con la idea de dormirme.

lunes, 6 de enero de 2014

Enero 6

Soñe que iba a casarme. En mi sueño estaba en la misma casa en la que estoy viviendo y mi cuarto estaba repleto de cosas que mi subconsciente siente que están relacionadas con las bodas (probablemente velos, flores, globos, cosas así), lo que sí recuerdo claramente es que había un pastel de bodas en la mesa de mi cuarto. En el sueño sabía que iba a casarme el lunes, pero no sabía con quien, todo el mundo parecía muy contento de mi boda y mi madre me decía que estaba muy satisfecha con su futura nuera, que era muy linda, inteligente y esas cosas, que debía cuidarla mucho y que, por favor, le diera nietos rápido.

A mi me pasa que estoy dormido pero mi mente cree que estoy despierto, así que estaba pensando algo como: "ok, esto fue lo que probablemente pasó. Primero, me drogué o emborraché, y me enlaguné. Segundo, mientras estaba enlagunado aproveché para tomar más o drogarme más y perdí minimo una semana. Y tercero, durante este tiempo perdido le propuse matrimonio a una mujer (probablemente) quien, dando muestra de poco juicio, aceptó". Lo unico que se me ocurrió hacer fue salir a caminar, Cartagena era una ciudad extraña y familiar, las calles eran las mismas, pero algunos detalles eran distintos y sorprendentes; justo en la parte más alta del castillo de san felipe habían colocado una especie de ballesta con la que lanzaban a personas con planeadores, éstas serpenteaban por los alrededores.

Me gustó ver esa cartagena alegre por una razón distinta a la rumba y el alcohol.

domingo, 5 de enero de 2014

Enero 5

Me dan miedo los masajes. Lo descubrí esta noche, o bueno, ya lo sabia pero no sospechaba que la sola mención de la palabra masaje podía hacerme desear salir corriendo. Y no es que me estuvieran amenazando con darme un masaje, sino que mi  amiga me dijo: Sé dar unos masajes increibles pero sólo me gusta darselos a mi abuela. Me puse en tensión, las manos se me crisparon, y le dije: quiero salir corriendo.

Ocurre que siempre que me dan masajes me duele, mucho. Pero mi miedo proviene de algo más serio que eso, creo. Tiene que ver con una cierta resistencia que tengo a ser tocado. Igual que a cualquier persona, disfruto cuando una persona me acaricia la cabeza, me abraza o juega con mi oreja, son cosas ricas que se sienten bien, pero no me gusta que cualquier persona lo haga. Fui violado cuando tenía 12 años por una mujer mayor, y desde entonces siento una gran desconfianza por la corporeidad. A veces siento que el sexo, las caricias, lo placentero son sólo herramientas de dominación en la que alguien se somete a la voluntad del otro y se deja de pertenecer a sí mismo. No sé que relación tiene eso con mi temor a los masajes, pero no puedo evitar pensar que tal vez ambas cosas están conectadas.

sábado, 4 de enero de 2014

Enero 4

Hoy, en vez de seguir mi costumbre de escribir la entrada cuando apenas está empezando el día, decidí esperar a que se hiciera de noche. Quería vivir el día para saber qué contar, o sobre qué tema quería escribir. Y lo que se me ha ocurrido es hablar sobre mi miedo más habitual, el miedo a no ser lo suficientemente bueno.

Resulta que, cuando viene un cambio grande para la vida, uno intenta prepararse; he visto a parejas embarazadas tomar cursos, leer libros sobre crianza, pedir consejos a personas mayores, tienen miedo de no ser buenos padres, de no estar suficientemente preparados para un hijo. Se preguntan si ganan suficiente dinero, si viven en el barrio adecuado, si sus personalidades no los obligarán a ahorcar al niño o niña, cuando está actuando de forma insoportable. Pero la preparación total es imposible, lo mejor que se puede obtener es asegurarse de haber cubierto las bases y saber lo suficiente del tema para improvisar adecuadamente.

Yo no temo por mi capacidad de improvisación. Soy bastante bueno reaccionando, pensando rapidamente, utilizando los recursos que tengo a mano. Mi problema es que siempre estoy asustado porque tal vez no soy lo suficientemente bueno, tal vez me contraten y luego (a mis espaldas) se lamenten por su error; tal vez decidan salir conmigo y luego comenten con sus amigas que tuvieron la peor cita de su vida; tal vez me inviten a un partido de futbol y perdamos por mi culpa. Toda mi vida he tenido problemas de autoestima, y estoy trabajando en ellos, pero esta situación es la más dificil porque implica que desconfío de las palabras de mis amigos, que dudo de mis habilidades interpersonales, laborales e intelectuales; que siento que todo el tiempo que he dedicado a aprender como hacer las cosas ha sido inutil.  Y eso jode, cansa decirse todo el tiempo: hey, para esto nos preparamos, si haces algo mal te lo van a informar y podrás mejorar la manera de hacer las cosas. Es una lucha constante atreverse a hacer cosas con otras personas y para otras personas, pero es una lucha necesaria; si no hago el intento, ¿cómo voy a saber en qué debo mejorar y cuáles son mis fortalezas?

viernes, 3 de enero de 2014

Enero 3

 Me gustan las mujeres enfermas. Fisicamente (y quizas psicológicamente) enfermas quiero decir, no sexualmente enfermas. La última mujer con la que tuve algo que, más o menos, podría ser considerado una relación sufría de gastritis, y era horrendo. No tengo ni idea si lo suyo era crónico o no, realmente no me importa. Además, ella tenía otros problemas que no vienen al caso pero que me parecían mucho más interesantes. En 2011, conocí a una mujer que sí sufría de gastritis crónica, la traté por unos tres meses y durante ellos siempre tuvo gastritis y rara vez se cuidó. Además, la mujer esa le huía al sol como vampira, era un poco maquiavelica y no creo que fuera muy fiel a las creencias que decía sostener; sin embargo, no deberían creerme porque sigo molesto por como terminó todo y hablo por la herida. Un par de meses despues, en noviembre, conocí a alguien que me llamó la atención, para ese entonces ella tenía gastritis... ¿Empezamos a ver un patrón?

Antes de la primera mujer que mencioné arriba, estuve interesado en otras personas. El problema es que no puedo asegurar que sufrieran de gastritis pero tenían otras condiciones. Una, tomaba pastillas para el insomnio, para regular su ciclo, para perder peso y para algún transtorno del comportamiento. Recuerdo a otra que, estoy seguro, debía sufrir de estreñimiento ( por su personalidad, es que se le notaba) y seguro dependía de la fibra y los laxantes para regularse. No recuerdo muchos detalles de las otras, pero asumamos que todas tenían condiciones reconocidas por la ciencia medica. Mi punto, de nuevo, es que me gustan las mujeres enfermas, quizás. Hay otra posibilidad, y es que todo el mundo esté enfermo. Porque es cierto, todos en el mundo parecemos estar enfermos, tenemos problemas respiratorios, hipertensión, transtornos del sueño, transtornos alimenticios, pensamientos suicidas, depresión, delirios, manias, etcetera y etcetera...

En cualquier caso, he aprendido a aceptar la idea de que sin importar con qué persona ande o comparta mis días, voy a tener que actuar como enfermero eventualmente. Y no sólo lo he aceptado, sinó que de hecho lo disfruto. Me gusta cuidar de la gente que quiero, prepararles los remedios, cocinarles, consentirles. Por eso, cada vez que te tenido que cuidar a la persona que me gusta, me siento realizado.

jueves, 2 de enero de 2014

Enero 2

No tengo planeado de ninguna manera lo que voy a escribir en este blog a lo largo del año. Lo más cercano a un plan que tengo es una idea que se me ocurrió ayer: intercambiar el nombre de dos meses para no vivir exactamente el mismo año que el año pasado, entonces despues de Febrero vendría Agosto, y Marzo estaría entre Julio y Septiembre. Es una idea bastante tonta, pero quizas lo haga solo por jugar un poco.

2013 fue un buen año, finalmente me gradué de la universidad, hice amigos a los que quiero, me divertí mucho siendo yo, y , en cierta forma, decidí qué cosas no quiero hacer con mi vida. Esto último puede no parecer mucho pero ahora viene una epoca en que tengo que tomar decisiones que podrían dar forma a mi futuro y ese saber qué cosas no estoy dispuesto a hacer, ayuda. Si llevara una contabilidad de lo ganado y lo perdido en 2013, estoy seguro de que estaría en numeros negros, de forma objetiva sé que gané mucho más de lo que perdí; sin embargo, el 31 mientras me ponía los zapatos ( que heredé de un tio y son dos tallas demasiado grandes) pensé que tambien los use en la última noche de 2012, y me invadió la tristeza. 2013 fue un buen año, pero no lo terminé bien, estoy adolorido, cansado y triste.

Una de la cosas que más me ha afectado es el hecho de que no me han pagado un trabajo al que me dedique todo noviembre y diciembre, me molesta el hecho de no tener dinero porque me hubiera gustado hacer un pequeño viaje ahora que inicia el año, me molesta que no me hayan pagado porque deje de hacer otros trabajos que me propusieron ( cuyo pago, estoy seguro, superaría la suma que cobré por  el trabajo que hice), me molesta porque siento que no me han pagado porque no aprecian mi trabajo.  Lo que no entiendo es por qué me afecta tanto, usualmente diría: " qué carajos, me pagarán cuando me paguen" ( porque eso es lo bueno, que sé que eventualmente me van a pagar) pero esta vez me ha afectado profundamente, y pienso que en parte es la forma en que estoy procesando otras cosas de mi vida. El problema es que no sé qué es lo que está en el fondo de todo. Mañana tengo que ir a averiguar qué es lo que está pasando con mi pago, asumiendo que hayan personas en el lugar de trabajo.

Pero lo del pago no es lo único que me tiene alicaído, hay muchas otras situaciones que me afectan. Una de ellas es que voy perdiendo la esperanza de un día hacer parte de una pareja, a mi edad no he tenido ninguna relación romantica que pudiera ser considerada seria o comprometida de ninguna manera, y eso me preocupa...  Hay gente que me quiere, lo sé, y eso me conforta, pero quiero más que eso, quiero un día tener una hija llamada Emilia, y quiero compartir mi vida con una mujer con la que pueda ser yo de manera honesta. Y el problema es que me voy haciendo mayor y tal vez va siendo hora de dejar de soñar con esas cosas, tal vez sería mejor empezar a planear mi vida como un solteron amable y culto.

Durante todo 2013 fuí más bien optimista, pero ahora me siento desesperanzado y eso me destroza. Por otro lado, y como para terminar en una nota más o menos positiva,  sé que es solo un momento, que en un par de semanas probablemente estaré feliz y me apenará haber escrito todo esto.

miércoles, 1 de enero de 2014

Enero 1

Hace un par de días estaba leyendo la última entrada de un blog que habia aprendido a disfrutar mucho, y la autora decía que se le habían ido las ganas de escribir, que ya nada era lo suficientemente especial para contarlo en el blog; que cuando empezó su viaje personal estaba muy emocionada y todo la sorprendía y todo quería compartirlo, pero ya no era así. Digo, su vida quizas sigue llena de momentos que la emocionan intimamente, pero ya no siente deseos de compartirlo todo; dice también que hay muy pocos temas y demasiada gente hablando al tiempo, que tal vez ha llegado el momento de callar. Y mientras leía la entrada me sentí identificado, hace ya algún tiempo que siento cómo el silencio me seduce. Actualmente actualizo mi blog  quizás una vez cada mes y medio, y lo hago con historias o poemas. Lo cierto es que quisiera escribir de mi vida, como lo hice al inicio, pero no sé qué decir, sobre qué escribir, siempre están pasando cosas en mi vida (me enamoro, me desenamoro, lloro, sufro, me rio, me emociono, sueño, triunfo, fracaso, manipulo, leo) pero no sé si compartirlo con ustedes, no siento que mi vida sea interesante, no siento que mis historias sean interesantes, no siento que exista algo que pueda decir que no haya sido dicho ya. El silencio me seduce, me envuelve, me ha hecho reflexivo, me ha enseñado a apreciar lo que tengo, me ha permitido conocerme. Estoy agradecido con el silencio, pero necesito hablar, y por eso cree este blog.

Yo no sé si seré capaz de decir algo nuevo o interesante, pero no puedo dejar de hablar ni escribir. Yo escribo, es lo que hago. Es mi talento principal. Creé este blog para ponerme la tarea de sentarme todos los días a escribir algo, lo que sea, y compartirlo con cualquier persona que quiera leerlo.