martes, 10 de febrero de 2015

41. Los sueños del fin del mundo

No sé si sea alguna aberración mental, pero sueño con el fin del mundo a menudo. Lo he visto ser destruido por olas kilometricas, incendios globales, invasión extraterrestre, ataque de payasos zombies, supernova, extinción del sol y, en al menos una ocasión, por carencia de lapices de colores.

Lo de las olas tiene más prevalencia en Cartagena, y lo de que el sol se apague sólo lo he soñado en Bogotá. Pero el más raro de todos los sueños es uno relativamente reciente, lo he soñado sólo tres veces, y consiste en que el mundo se acaba porque no puedo volar.

El sueño siempre empieza conmigo volando, llevo sobre mi espalda a una mujer que llamo Luisa Lane (porque estoy convencido de que en el sueño soy Superman) y en un brazo llevo sujeta a otra persona a quien nunca veo claramente. Soy consciente de que el mundo se está acabando, y de que sólo yo puedo hacer algo para que no se destruya por completo. No sé por qué se acaba, pero soy Superman entonces es lógico que yo pueda arreglar la situación, cualquiera que sea. El asunto es que al principio vuelo facilmente, y nos acercamos a una isla. Sobrevolandola empiezo a sentir que me cuesta volar. Para no matarnos, aterrizo y respiro profundo para relajarme. Estar ansioso hace que sea dificil volar, creo. Luego, Luisa se me monta en la espalda, agarro a la otra persona, y empiezo a volar... Bueno, salto esperando volar pero no pasa nada. Cojo carrerilla y no puedo volar. Me acerco a un precipicio ( solo, porque soy Superman y si me caigo no me pasa nada, pero Luisa y la otra persona si podrían lastimarse) y salto al vacio. Me doy durisimo contra el piso, pero no vuelo. No me mato en la caida, asi que no he perdido mis poderes, simplemente se me olvidó como volar. Entonces veo el fin del mundo, una luz roja, acercarse por el horizonte y sé que tengo que volar para salvar el mundo, y a Luisa, y a la otra persona, pero no puedo. Me concentro, me relajo, como chiclets, hago yoga, me trueno los hombros, hablo con un señor que me mira curioso, saltó en una pierna, leo a Cortazar, observo la luz esperando que la adrenalina del miedo me haga volar por instinto, rezo, lloro, levanto rocas gigantescas, lo intento todo pero no puedo volar. Entonces el fin del mundo nos alcanza y morimos.

Pero el sueño nunca termina cuando muero porque es como una especie de "Dia de la marmota" para superheroes. Vuelvo a estar volando, vuelvo a perder la capacidad de hacerlo, ensayo cosas que no he probado, hablo con nueva gente, abrazo a Luisa, busco Kriptonita, enloquezco con paranoía, corro de un lado a otro, llamo a los superamigos, decido seguir el camino nadando (porque tengo que llegar a donde iba para salvar el mundo). Repito y repito el mismo sueño, el mismo escenario hasta que lo resuelvo, hasta que puedo volar de nuevo, tomo a Luisa y a la otra persona, y seguimos volando y salvamos el mundo.

He soñado ese sueño unas cinco veces, nunca había querido contarselo a nadie porque creo entender lo que dice de mí. Hoy lo cuento porque, bueno, es mi tarea y porque es la primera vez que lo sueño y me despierto cuando se acaba el mundo. Por primera vez no hubo segunda oportunidad, en esta ocasión tenía una sola vida y dejé que un universo entero muriera de forma definitiva por no ser capaz de alzar el vuelo.

No hay comentarios: