miércoles, 1 de enero de 2014

Enero 1

Hace un par de días estaba leyendo la última entrada de un blog que habia aprendido a disfrutar mucho, y la autora decía que se le habían ido las ganas de escribir, que ya nada era lo suficientemente especial para contarlo en el blog; que cuando empezó su viaje personal estaba muy emocionada y todo la sorprendía y todo quería compartirlo, pero ya no era así. Digo, su vida quizas sigue llena de momentos que la emocionan intimamente, pero ya no siente deseos de compartirlo todo; dice también que hay muy pocos temas y demasiada gente hablando al tiempo, que tal vez ha llegado el momento de callar. Y mientras leía la entrada me sentí identificado, hace ya algún tiempo que siento cómo el silencio me seduce. Actualmente actualizo mi blog  quizás una vez cada mes y medio, y lo hago con historias o poemas. Lo cierto es que quisiera escribir de mi vida, como lo hice al inicio, pero no sé qué decir, sobre qué escribir, siempre están pasando cosas en mi vida (me enamoro, me desenamoro, lloro, sufro, me rio, me emociono, sueño, triunfo, fracaso, manipulo, leo) pero no sé si compartirlo con ustedes, no siento que mi vida sea interesante, no siento que mis historias sean interesantes, no siento que exista algo que pueda decir que no haya sido dicho ya. El silencio me seduce, me envuelve, me ha hecho reflexivo, me ha enseñado a apreciar lo que tengo, me ha permitido conocerme. Estoy agradecido con el silencio, pero necesito hablar, y por eso cree este blog.

Yo no sé si seré capaz de decir algo nuevo o interesante, pero no puedo dejar de hablar ni escribir. Yo escribo, es lo que hago. Es mi talento principal. Creé este blog para ponerme la tarea de sentarme todos los días a escribir algo, lo que sea, y compartirlo con cualquier persona que quiera leerlo. 

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