martes, 28 de enero de 2014

Enero 28

Se está acabando el primer mes de 2014, y debo decir que fue un buen mes para mí.  Me siento muy contento de estar corriendo este riesgo de volver a Bogotá, y sé que aún es temprano para saber, pero siento que estoy haciendo las cosas de manera y que no voy a romperme.

Romperme, es la manera en que me refiero a lo que ocurrió conmigo en 2008 y 2009, que fueron los últimos años que estuve en esta ciudad.  Había vivido aca desde 2003 y poco a poco me había ido quedando solo, me había ido deprimiendo más y más, tenía la autoestima por el piso, estaba invadido por el miedo y la ansiedad,  y perdí la capacidad de vivir. Me encerré en mi mismo y me rehusé por completo a hacer cualquier cosa, nada tenía sentido, lo único que deseaba era dormirme y  no despertar. No es culpa del mundo lo que ocurrió, ni culpa de quienes me rodeaban (aunque pienso que las historias que se escuchaban sobre mí en la universidad no me ayudaron mucho), fue culpa de mi poca preparación, de mi incapacidad para establecer relaciones duraderas, de mi poco interés en las otras personas, de la poca oportunidad que le daba a la gente de conocerme.

La cosa es que en los últimos años me he dedicado a armarme y a relacionarme, a quererme y a querer a otra gente. Ahora me siento más preparado, pero cuando uno ya ha estado roto, uno sabe que es posible que vuelva a suceder. Y nunca ocurre de manera rápida, son siempre pequeñas cosas que se van acumulando y van pesando, hasta que un día uno no soporta más y se rompe. Lo que me asusta, a veces, es que la razón por la que creo que no voy a romperme es porque he cambiado, pero tal vez no lo hecho, tal vez solo he aprendido a fingir que soy distinto, tal vez en un par de años esté en la misma situacion de antes, y si vuelvo a romperme no sé si tenga la energía para rearmarme de nuevo.

No hay comentarios: