viernes, 3 de enero de 2014

Enero 3

 Me gustan las mujeres enfermas. Fisicamente (y quizas psicológicamente) enfermas quiero decir, no sexualmente enfermas. La última mujer con la que tuve algo que, más o menos, podría ser considerado una relación sufría de gastritis, y era horrendo. No tengo ni idea si lo suyo era crónico o no, realmente no me importa. Además, ella tenía otros problemas que no vienen al caso pero que me parecían mucho más interesantes. En 2011, conocí a una mujer que sí sufría de gastritis crónica, la traté por unos tres meses y durante ellos siempre tuvo gastritis y rara vez se cuidó. Además, la mujer esa le huía al sol como vampira, era un poco maquiavelica y no creo que fuera muy fiel a las creencias que decía sostener; sin embargo, no deberían creerme porque sigo molesto por como terminó todo y hablo por la herida. Un par de meses despues, en noviembre, conocí a alguien que me llamó la atención, para ese entonces ella tenía gastritis... ¿Empezamos a ver un patrón?

Antes de la primera mujer que mencioné arriba, estuve interesado en otras personas. El problema es que no puedo asegurar que sufrieran de gastritis pero tenían otras condiciones. Una, tomaba pastillas para el insomnio, para regular su ciclo, para perder peso y para algún transtorno del comportamiento. Recuerdo a otra que, estoy seguro, debía sufrir de estreñimiento ( por su personalidad, es que se le notaba) y seguro dependía de la fibra y los laxantes para regularse. No recuerdo muchos detalles de las otras, pero asumamos que todas tenían condiciones reconocidas por la ciencia medica. Mi punto, de nuevo, es que me gustan las mujeres enfermas, quizás. Hay otra posibilidad, y es que todo el mundo esté enfermo. Porque es cierto, todos en el mundo parecemos estar enfermos, tenemos problemas respiratorios, hipertensión, transtornos del sueño, transtornos alimenticios, pensamientos suicidas, depresión, delirios, manias, etcetera y etcetera...

En cualquier caso, he aprendido a aceptar la idea de que sin importar con qué persona ande o comparta mis días, voy a tener que actuar como enfermero eventualmente. Y no sólo lo he aceptado, sinó que de hecho lo disfruto. Me gusta cuidar de la gente que quiero, prepararles los remedios, cocinarles, consentirles. Por eso, cada vez que te tenido que cuidar a la persona que me gusta, me siento realizado.

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