lunes, 13 de enero de 2014

Enero 13

En mi proxima vida seré un gato, seré un felino inmenso de ojos ocres y redondos. Mi pelaje será completamente negro, salvo por dos concesiones o manchas blancas. La primera parecerá una pequeña gota que resbala por mi pecho, la segunda será un guante para mi pata delantera derecha. Perteneceré a una manada humana en la que opera será el pan nuestro de cada día. Entre ellos seré conocido como Wagner Patablanca, y aprenderé a maullar al compas de la orquesta y a soportar a una pequeña niña que jalará mi cola y reirá.

En la noche, tras practicar todo el día mis arias gatunas, partiré, como siempre he querido hacerlo, en busca de tu ventana. Al pie de ella, te pondré una serenata para quitarte el sueño. Te asomarás con tu cabello ya plateado para reconocer a quien te llama, y me espantarás (entre seria y juguetona) diciendo: ¿cuándo vas a perder la costumbre de desvelarte pensando en mi?. Me iré, contento de saber que me recuerdas porque tal es el destino de los hombres que reencarnamos en gatos, buscar cada noche a nuestros amores imposibles para cantarles todo aquello que no pudimos decirles en vida.

No sé en que reencarnaremos los gatos, pero quiero creer que nos convertimos en besos. Que cada vez que dos labios enamorados se encuentran, el alma de un hombre/gato accede por fin al paraiso.

No hay comentarios: