sábado, 4 de enero de 2014

Enero 4

Hoy, en vez de seguir mi costumbre de escribir la entrada cuando apenas está empezando el día, decidí esperar a que se hiciera de noche. Quería vivir el día para saber qué contar, o sobre qué tema quería escribir. Y lo que se me ha ocurrido es hablar sobre mi miedo más habitual, el miedo a no ser lo suficientemente bueno.

Resulta que, cuando viene un cambio grande para la vida, uno intenta prepararse; he visto a parejas embarazadas tomar cursos, leer libros sobre crianza, pedir consejos a personas mayores, tienen miedo de no ser buenos padres, de no estar suficientemente preparados para un hijo. Se preguntan si ganan suficiente dinero, si viven en el barrio adecuado, si sus personalidades no los obligarán a ahorcar al niño o niña, cuando está actuando de forma insoportable. Pero la preparación total es imposible, lo mejor que se puede obtener es asegurarse de haber cubierto las bases y saber lo suficiente del tema para improvisar adecuadamente.

Yo no temo por mi capacidad de improvisación. Soy bastante bueno reaccionando, pensando rapidamente, utilizando los recursos que tengo a mano. Mi problema es que siempre estoy asustado porque tal vez no soy lo suficientemente bueno, tal vez me contraten y luego (a mis espaldas) se lamenten por su error; tal vez decidan salir conmigo y luego comenten con sus amigas que tuvieron la peor cita de su vida; tal vez me inviten a un partido de futbol y perdamos por mi culpa. Toda mi vida he tenido problemas de autoestima, y estoy trabajando en ellos, pero esta situación es la más dificil porque implica que desconfío de las palabras de mis amigos, que dudo de mis habilidades interpersonales, laborales e intelectuales; que siento que todo el tiempo que he dedicado a aprender como hacer las cosas ha sido inutil.  Y eso jode, cansa decirse todo el tiempo: hey, para esto nos preparamos, si haces algo mal te lo van a informar y podrás mejorar la manera de hacer las cosas. Es una lucha constante atreverse a hacer cosas con otras personas y para otras personas, pero es una lucha necesaria; si no hago el intento, ¿cómo voy a saber en qué debo mejorar y cuáles son mis fortalezas?

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