sábado, 11 de enero de 2014

Enero 11

Hay días en que me da por buscar en facebook a las mujeres que en alguna epoca me gustaron. En ocasiones lo hago porque tengo un sueño en el que una de ellas apareció y quiero recordar más sobre la sujeta con el fin de entender qué es lo que quiere decirme mi subconsciente ( lo que es muy intelectual e inteligente de mi parte). La mayoría de las veces, sin embargo, es porque estoy aburrido y quiero saber si, retrospectivamente, tengo buen gusto para las mujeres. Mi conclusión es que no hay manera definitiva de saberlo, y realmente creo que ese tema es mejor dejarlo para otro día; sin embargo en una de esas busquedas, el año pasado descubrí algo maravilloso que está haciendo alguien que para mí es mi mujer ideal ( o bueno, el modelo antiguo de mi mujer ideal).

Pero antes de hablarle de su trabajo quiero hablarles de ella. Conocí a mi mujer ideal en la Javeriana, entré a una clase que dictaba porque el tema ( las relaciones amorosas) me parecía algo sobre lo que debía aprender urgentemente. Sostuvimos varias conversaciones despues de clases (misma asignatura, varias clases, una conversación despues de cada una; no varias conversaciones despues de la misma clase), me recomendó varios libros y películas, le conté un par de cosas de mi vida, ella me contó algunas de la suya. Estaba felizmente casada, amaba enseñar, le apasionaba aprender sobre el amor y me llevaba unos 12 años. Sentí algo de envidia por su esposo, yo quería alguien así: bonita, culta, amable, honesta, que supiera tanto de cosas de las que yo no tenía ni idea. No digo que ella fuera perfecta, fumaba ( yo también lo hacía, por eso empezamos a conversar, creo que me pidió fuego o algo), y... y seguro tenía costumbres raras como secar el jabón con la secadora de pelo y meterlo en una gaveta, o comerse la crema de las oreo y dejar las galletas, o olvidar la toalla la mitad de las veces que tomaba una ducha, o tal vez hacía sonidos raros al comer ( como de conejo). No sé, pero sé que no era perfecta, pero para mí era ideal. Era como la idea platonica de cómo quería yo que fuera mi mujer.

La cosa es que por esta idea platonica de mujer sentí un amor platonico, como era obvio. El siguiente semestré inscribí su clase y aprendí mucho sobre relaciones, y entendí cosas que habían pasado en mi vida. Y lo más importante es que adquirí esperanza. Un día estaba triste por el último insuceso ocurrido en mi relación con mi interés romantico de entonces (es una historia larga y creo que ese sí fue el último (como en que no volví a saber de ella jamás)), y se lo conté a ella, y me dijo: oye, tú eres joven, y las mujeres de tu  edad ( miró a todos lados para asegurarse que no la escucharan las mujeres de mi edad) son tontas, buscan las cosas equivocadas y no valoran lo que en verdad importa; dales tiempo, dejalas que crezcan y verás como empiezan a apreciar lo que tú tienes para ofrecer. Y si no, bueno, siempre hay mujeres mayores buscando jovenes encantadores e inteligentes. (ok, eso último no lo dijo, pero el resto es verdad). A todas estas, yo sigo esperando [ ;)]. Ella ha seguido trabajando el tema del amor y las relaciones romanticas,  y ha construido (de la mano con su esposo) una especie de curso (proceso de transformación) para aprender a amar y a amarse, llamada La aventura amorosa. 

No es porque ella sea la idea platonica de la mujer que quiero, pero me parece una cuestión absolutamente maravillosa, y me muero por participar en ella. En la sección Quizás tú... de su sitio web me sentí identificado con muchas cosas, y sé que a ustedes les podría pasar también. Todo esto lo cuento porque es lo que tengo en la cabeza y porque pienso que es importante, para mí y para todo el mundo, aprender más sobre el tema

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