miércoles, 7 de enero de 2015

7. Precipicio

Entre tu y yo hay una brecha, un precipio, de tal manera que aunque seamos capaces de comunicarnos somos incapaces de saber si estamos hablando de la misma cosa, si compartimos las mismas impresiones, o si vemos lo mismo.

Es muy obvio en el problema de las razas. Cuando uno crece rodeado de personas de una determinada raza, se le facilita ver diferencias entre dos especimenes similares. Si yo veo una pelicula de japoneses, en que hayan 5 mujeres de caracteristicas parecidas (edad, contextura, color de cabello, altura) me veré obligado a elegir entre dos opciones:

1. ASumo que todas son la misma, y que la película es una especie de viaje psicotropico.
o
2. Busco otra manera de diferenciarlas, la voz, cicatrices, color de los vestidos, etc.

Pongo el ejemplo de las mujeres japonesas porque me ha ocurrido. Y sé que a una persona en Japón podría ocurrirle algo similar al ver nuestras novelas.

 Vemos sólo lo que estamos acostumbrados a ver, y tú y yo estamos acostumbrados a ver cosas distintas. Esa brecha es insalvable, nunca podremos cruzarla y eso me asusta. Porque escribo para que tu me leas, no para escuchar mi propia voz, y sin embargo no sé si serás capaz de escuchar mis palabras o si yo seré capaz de entender tus respuestas.

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